El crimen organizado infiltró las caravanas y los migrantes son ya su mercancía, advierte Solalinde
Fecha: 18/04/2019
Hora: 06:51 hrs.



El activista defensor de los derechos de los migrantes explicó que debe existir un equilibrio –y Gobernación lo intenta– entre “la apertura que quiere tener México hacia Centroamérica y el mundo, y cuidar que no entren personas que de alguna manera comprometan la seguridad nacional”. Sin embargo, el sacerdote católico también aludió que la deportación masiva es una incongruencia de las autoridades que dicen buscar el equilibro entre seguridad y derechos humanos:

“Yo no acabo de entender, no veo para qué dejar entrar a tantas personas si en Veracruz las van a detener o se les va a detener en otro lado y se les regresa, ¿por qué hacer eso?”, dijo.

Al menos 204 hondureños fueron deportados a su país el pasado 12 de abril, la mayoría eran familias que viajaban con menores de edad. El traslado se hizo vía aérea de Minatitlán, Veracruz, a San Pedro Sula, en Honduras. Además, dos días antes, la noche del miércoles 10 de abril, un grupo de cubanos que viajaban en autobús con documentos que garantizaban su estancia fueron detenidos por miembros del Instituto Nacional de Migración (INM) en la caseta migratoria de Huehuetán, según reportaron las autoridades.

Los agentes de migración bajaron del autobús a los cubanos y les quitaron sus documentos personales, como el pasaporte y el amparo que les permitía transitar libremente. La organización “Todo por Ellos” publicó que lograron evitar que siete cubanos fueran detenidos y trasladados a la Estación Migratoria Siglo XXI para su repatriación, mientras que otros no corrieron con la misma suerte, según explicó la propia ONG.

“El Gobierno tiene que entender que las personas que ya salieron de su país, aunque haya sido con campañas inducidas, [no pueden ser deportadas indiscriminadamente]. El Gobierno tiene que distinguir quiénes pueden regresar y quiénes no. Hay personas que no pueden regresar […] Vienen muchos niños, muchas mujeres, de la forma que sea, aunque hayan pagado para que las lleven al norte –sobre todo a Tijuana–, pero no las pueden deportar porque si las deportan su vida peligra. Entonces debe de haber un programa y para eso estamos las casas y las organizaciones de la sociedad civil, para entre todos buscar una solución humana donde se les pueda acoger, dónde puedan trabajar, donde los niños puedan ser atendidos, que puedan ir a la escuela; pero no pensar que la única solución es la deportación. Esto no es lo que más conviene, no es humano y tampoco es la repuesta que México debe dar a Centroamérica”, reprochó el padre.
fuente Màs noticias en msn

* Usuario, Fecha y Hora de Creación: ID10 - 18/04/2019 - 06:53:44 hrs.
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